¡¡¡ Felicidades Blog !!!

Hola! Aunque con unos días de retraso, debido a esto, el post de hoy es para celebrar que el día 10 de junio, el Rincón cumplió su primer año en la blogosfera.

El blog nació el 10 de junio del año 2008, para ayudar a la difusión de la celiaquía a través de Internet. Tras unos comienzos solitarios, el Rincón poco a poco ha ido conociendo gente con sus mismas inquietudes, y con magníficos blogs; hoy, grandes amigos de la blogosfera celíaca.

Un año ha dado para mucho, y también para poco. Son muchas las noticias que hemos podido celebrar juntos, pero todavía son pocos los avances; esperamos que en este nuevo año que comenzamos juntos, nuestras alegrías en el mundo sin gluten vayan aumentando.

Pero sobre todo, a pesar de las noticias que celebrar, el Rincón no hubiera llegado a su primer año sin vuestras visitas y comentarios, sin vuestra ayuda y aportaciones. Desde aquí, aprovecho para dar las gracias a todos aquellos que han puesto su granito de arena en este blog, a todos aquellos que lo han consultado, a todos aquellos a los que les ha sido útil, a los que les ha gustado y a los que no, a todos aquellos que han dejado su huella en el Rincón, a todos los medios que nos han dado la posibilidad de darnos a conocer, a todos los amigos de la blogosfera, y a esas 17.436 visitas; 17.436 alientos que nos han ayudado a crecer.

Y ya que estamos de celebración, y en relación a la última idea de Hannah, "Érase una vez... un libro", aprovecho para hacer mi aportación. Consiste en publicar en nuestro blog la primera página de un libro que hayamos leído, para dar a conocer tanto a los autores como a los libros. Ahí va el escogido:

Año 1320

Masía de Bernat Estanyol

Navarcles, Principado de Cataluña

En un momento en el que nadie parecía prestarle atención, Bernat levantó la vista hacia el nítido cielo azul. El sol tenue de finales de septiembre acariciaba los rostros de sus invitados. Había invertido tantas horas y esfuerzos en la preparación de la fiesta que sólo un tiempo inclemente podría haberla deslucido. Bernat sonrió al cielo otoñal y, cuando bajó la vista, su sonrisa se acentuó al escuchar el alborozo que reinaba en la explanada de piedra que se abría frente a la puerta de los corrales, en la planta baja de la masía.

La treintena de invitados estaba exultante: la vendimia de aquel año había sido espléndida. Todos, hombres, mujeres y niños, habían trabajado de sol a sol, primero recolectando la uva y después pisándola, sin permitirse una jornada de descanso.

Sólo cuando el vino estaba dispuesto para hervir en sus barricas y los hollejos de la uva habían sido almacenados para destilar orujo durante los tediosos días de invierno, los payeses celebraban las fiestas de septiembre. Y Bernat Estanyol había elegido contraer matrimonio durante esos días.

La Catedral del Mar, Ildefonso Falcones.