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martes, 6 de diciembre de 2016

Para esta Navidad, mi deseo es...


Hola! Las Navidades están a la vuelta de la esquina y, nos gusten en mayor o menor medida, todos hemos de pasar por ellas. Para muchos significan días de celebración familiar, entre amigos, de regalos y serpentinas; para otros serán días más espirituales, para otros más comerciales, para casi todos significan vacaciones y comilonas, pero para otros tantos serán también, en cierta manera, motivo de agobio. Y sí, estoy hablando de los celíacos, aunque perfectamente podrían extenderse las líneas que quiero compartir con vosotros a continuación a cualquier alergia o intolerancia alimentaria. Hoy, si me lo permitís, querría compartir con vosotros una pequeña reflexión.


Como ya he comentado en alguna ocasión, a mí me diagnosticaron la celiaquía a pocos días de Navidad. Recuerdo perfectamente cómo - literalmente - de la noche a la mañana todos mis productos hubieron de cambiar radicalmente. ¿Podré comer turrones? ¿Y polvorones? ¿El gluten está en todo, también en los productos navideños? ¿Existirán opciones sin gluten? ¿Qué hacen los demás celíacos? Recuerdo también cómo, a pesar del cuidado que intenté tener en TODO, no pude evitar hacerme estas preguntas al tiempo que me comía un maravilloso higo seco... sí, sí, de esos higos que tienen una contundente capa blanca por encima que, caí al segundo de tragármelo, es harina. Pero eso es otra historia. 

Ya estamos casi a mitad de diciembre y ya empiezan a asomar tímidamente las primeras felicitaciones navideñas. Seguro que os ha llegado ya al Whatsapp o al Facebook alguna felicitación llena de buenos deseos para el nuevo año y muchos regalos para terminar éste, salpicados de cenas y comilonas. Casi todas se repiten: alegría, felicidad, amor, amistad, prosperidad... y pienso yo, ¿y empatía? ¿Por qué no nos deseamos EMPATÍA a raudales, ahora que vamos a compartir tantas cenas y comilonas juntos? Resulta curioso descubrir cómo, en una sociedad en la que nos persiguen los carteles ofertando cursos de coaching y habilidades sociales en cada esquina y farola, muy poca gente practica algo tan básico y necesario para vivir en sociedad como es la empatía. 


Al poco tiempo de ser diagnosticada, me crucé en mi vida con una persona que, explicándole mi situación, hizo un ejercicio enorme de "empatía" cuando dijo que yo no necesitaba comida especial o diferente, lo que necesitaba era un psicólogo y tomarme las cosas con más calma. Preciosas palabras que estuvieron acompañadas de una cara de incredulidad y "esta tía está majara" aún más preciosa. Momento imborrable en el que te topas con la realidad de frente y, ¡ah, amiga! Descubres que todos no son igual de abiertos y empáticos cuando les hablas de tu situación. Cosas de la vida, varios años después volví a cruzarme con esa persona (desde aquel precioso intercambio de opiniones médicas por su parte no habíamos vuelto a coincidir), y lo primero que hizo fue pedirme perdón. Perdón porque por una situación familiar cercana, había descubierto realmente qué era la celiaquía. Perdón por haber dudado de mi palabra cuando le decía que no me encontraba bien. Perdón por haber pensado que realmente estaba "tarumba" y no tenía nada que ver con mi pan de cada día. Perdón por haberme mandado al psicólogo tan a la ligera... y sobre todo, perdón por haberme oído, pero no haberme escuchado. 
De los celíacos se ha dicho de todo: que somos unos exagerados, que somos muy "tiquismiquis", o directamente que somos muy radicales, pero también que somos algo así como superhéroes cuando en un plis plas preparamos comida apta en cocinas ajenas, que sabemos escuchar porque entendemos lo que es explicar algo y que pasen de ti, que no somos personas normales (como aquel artículo de prensa) porque siempre lidiamos con lo nuestro con una super sonrisa en la cara y paciencia a raudales en los bolsillos. Y yo querría añadir algo más: que somos empáticos, MUY empáticos me atrevería a decir, porque en nuestro día a día, desde que compramos el pan hasta que vamos a comer fuera, tenemos que estar atentos y tomar las riendas de nuestra situación. 


Navidades, la época de las vacaciones. De los reencuentros familiares. De las reuniones todos juntos. De las cenas y las comilonas. De mesas abarrotadas de comida y gente a partes iguales. De alguna sonrisa seguida de una explicación. De respirar aliviados cuando se han acordado de nosotros. De agobio para muchos cuando descubrimos que no. Sobre todo, para aquellos que van a celebrar sus primeras navidades sin gluten este año.  

Regalos de mil formas y colores esperarán con ilusión ser abiertos, brillantes serpentinas infinitas decorarán nuestros árboles de Navidad, villancicos rallados y con voces angelicales nos martillearán la cabeza en cada tienda y centro comercial, ofertas y promociones inundarán tu buzón y cartera buscando el detalle perfecto... ¿Y, sabes qué? Lo mejor que le puedes regalar a un celíaco esta Navidad, es tu EMPATÍA: acuérdate de él cuando le invites a cenar a tu casa, recuerda que ya no es tan difícil encontrar algo apto para postre, que si quieres puedes cocinar buceando en los mil blogs de recetas sin gluten que tienes totalmente gratis en Internet, que el escuchar "esto lo he preparado para ti" te saca la más grande de las sonrisas, y que un celíaco, más allá de cenas y comilonas, también quiere disfrutar de esas vacaciones, de las reuniones familiares, de esos villancicos martilleándole la cabeza una y otra vez, y agobiándose, únicamente, por si será capaz de comerse las doce uvas a tiempo, o le entrara la risa y se quedará en la octava como la anterior Nochevieja...

Muy Feliz Navidad para todos... y que la EMPATÍA inunde vuestras Navidades. 


 


5 comentarios:

famalap dijo...

Me ha encantado... la empatía es muy importante en todos los aspectos de la vida, yo lo llamo también generosidad, ponerse en la piel de los demás.
Hay un gran problema en nuestra sociedad, se llama competencia, querer ser más que, tener más que... y la generosidad brilla por su ausencia. Vemos lo que necesitamos, pero no lo que necesita los demás, no se agradece, no se pide, se exige!!

En fin, la empatía no se pide, se da!!
Gracias por tus deseos navideños <3 <3 lo mismo deseo para tí.
Bicosss

Prydwen dijo...

Gracias MARISA! Me alegro mucho de que te haya gustado mi deseo navideño :)
Como bien dices, en nuestra sociedad hay mucha competencia y poca empatía, generosidad...ponerse en los zapatos del otro.
Besos para ti también, y mucha empatía en tus fiestas esta Navidad ;)

Anónimo dijo...

Hola Teresa, me ha gustado mucho tu reflexión. Desde el primer momento que entra la celiaquia en casa no hemos tenido ningún problema, ni con la familia ni con amigos…. ¡¡somos unas chicas con suerte!! En todas las reuniones la mesa en 99% sin gluten, tanto la familia como amigos si que tuvieron EMPATIA con nuestro “problema” y se pusieron las pilas rapidamente. Otro tema es comer fuera de casa.
Feliz Navidad.
Pilar N.

Anónimo dijo...

Pues sí, ¡qué importante es la empatía! Son mis terceras Navidades sin gluten y estoy ya con una ansiedad que me subo por las paredes, porque me toca organizar a 800 km de distancia las comilonas de Navidad en una cocina con gluten a la que llego justo el día antes y, claro, que te pregunten cinco veces cada cosa tipo: "¿Le he de decir al carnicero que se lave las manos? Si no voy a coger carne rebozada", en plan "¡Vaya exageración!" no te da mucha seguridad. Y eso habiendo enviado un documento detallado de dónde y cómo hacer las compras :(. A mí una contaminación me supone dolores articulares, a veces bastante incapacitantes, durante un mes pero, claro, eso ellos ya no lo ven, que vivo fuera. He hablado con marido y son las últimas fiestas que viajamos. Las próximas, que vengan mis padres si quieren y, si no, da igual, pero yo no me arriesgo más, estoy harta.

Prydwen dijo...

Hola PILAR N.! ¡Qué suerte tenéis! Me alegro que podáis disfrutar con la familia y amigos sin tener que preocuparos por la comida...¡qué lujo! Sin embargo, como bien dices, poder comer fuera de casa con garantías, ya es otro tema... Feliz Navidad también para vosotras y a disfrutar de esa familia tan empática!!! :)

Hola ANÓNIMA! Te entiendo perfectamente, es un momento muy angustioso cuando ves que por mucho que explicas e intentas controlar el tema, la otra parte no pone mucho de su parte... Son momentos en los que, además al final, ya ni disfrutas de la comida ni del momento ni de la compañía. Te chafan la cena totalmente. En mi caso incluso en alguna ocasión he tirado de tupper para evitarme enfados y disgustos. ¡No desesperes! Seguro que en alguna otra ocasión te encuentras con la situación contraria, ya verás :) ¡¡Feliz Navidad!!