La primera vez que escuché ese mítico eslogan que todos conocemos "No quiero dejar este mundo, sin probar pipas Facundo", yo estaba en esa edad en la que a las niñas nos vestían con vestidos cortos los domingos y el pelo debía estar bien recogido en dos hermosas coletas (o trenzas, en su defecto), por lo menos hasta que salieras de casa (a partir de ahí, cuando te juntabas con tus hermanos o amigos en la plaza, aquellas coletas ya tenían los segundos contados...).
Recuerdo que me hacía mucha gracia el hecho de que un toro pudiera hablar - y además para pedir pipas - y tarareabas ese eslogan cuando entrabas, todavía pesetas en mano, a la tienda de "chuches" de la esquina a comprarte una bolsa de pipas o de patatas el día de fiesta con tu paga de la semana. La siguiente etapa de mi vida relacionada con el mítico toro que todos conocemos de Facundo, corresponde ya a los 10 y tantos, cuando el mejor plan de la tarde era reunirte con tus amigas en ese estratégico banco de la calle desde el que podías ver a los "guaperas" del barrio jugando a fútbol mientras los adoquines de la calle se veían irremediablemente inundados por decenas de cáscaras de pipas. A partir de ahí, cuando ya con 20 y tantos me diagnosticaron la intolerancia al gluten y hube de comenzar una dieta sin gluten, momentos como esos - aparentemente simples cuando los vives - pasaron a tener un significado bien diferente.
¿Tomarte una cerveza en una terraza mientras picas cacahuetes del bar? Pasó a convertirse en tomar un simple refresco; ¿ir al cine y comprarte tu bolsa de patatas en la tienda de la esquina? Se transformó en un "ya me llevo yo algo en el bolso". Los que sois celíacos y os habéis tenido que enfrentar a estas situaciones, sabéis perfectamente de qué hablo. Afortunadamente, desde que comencé mi dieta sin gluten han pasado ya bastantes años y cuando vuelves la vista atrás y analizas cómo ha cambiado el mercado en cuanto a productos sin gluten se refiere, no puedes evitar sonreír.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la marca española Facundo? Pues tiene que ver, y mucho. Hace unos días tuve la ocasión de probar, después de mucho tiempo, de nuevo los productos FACUNDO: pipas, maíz tostado, aritos de cebolla, de barbacoa, cocktails de frutos secos... He de reconocer que sabía que Facundo tenía productos sin gluten, pero no imaginé que TANTOS, y lo digo con mayúsculas porque creedme cuando os digo que en cuanto a surtido de productos sin gluten se refiere, ¡estamos más que bien servidos!
Os podría contar mil anécdotas de la marca, como que nació hace ya la friolera de ¡70 años! en un lugar tan original y curioso como la trastienda de una tienda de ultramarinos. Os podría contar, también, que para sorpresa mía y de aquellas personas con las que lo he comentado, cuentan con productos sin gluten desde hace ya 5 añazos, cuando crearon el logo de la banderita sin gluten que os copio justo al lado de estas líneas.
O que, curiosamente, el primer logo de la marca fue una diana que daba en el blanco (seguro que muchos lo recordáis) en referencia al apellido del creador de la empresa: Facundo Blanco. Pero lo que realmente os quiero contar, lo que me emocionó y por eso quiero compartir contigo que estás leyendo estas líneas, es que absolutamente TODOS los productos de Facundo son SIN GLUTEN. Sí, sí, todos: aperitivos, frutos secos, patatas fritas, mezclas... no tienen gluten (los identificarás por su símbolo de la bandera en cada paquete), ni grasas vegetales, ni colorantes, ni conservantes. Y todo ello, además, a un precio similar al de los mismos productos que podemos encontrar en el mercado con gluten.
Si todavía no los conoces, te recomiendo de corazón que los descubras y los pruebes. Yo, en mi caso, voy a comprarme más aperitivos Facundo y los voy a compartir en el banco de la calle junto a mis amigas, deseando inundar la calle con decenas y decenas de cáscaras de pipas... porque como dice nuestro torito: son "un placer de este mundo", que sabe todavía mejor en buena compañía...
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